Los casinos más extraños del mundo en los lugares más inusuales para jugar

Olvídate de Las Vegas, Atlantic City e incluso Macao, ninguno aparece en nuestra lista de los casinos más extraños del mundo.

Si Múnich te parece demasiado obvio o Las Vegas te resulta algo desmesurado, tenemos alternativas para ti.

Hay casinos en los lugares más raros e inusuales, hechos a medida para aquellos que quieren darse el capricho de una experiencia realmente única.

¿Qué tal una mesa de blackjack con unas vistas impresionantes? ¿O disfrutar al mismo tiempo de la emoción de jugar en altura?

En nuestro artículo sobre los casinos más extraños, queremos embarcarte en un viaje que te llevará a descubrir lugares notables donde la diversión al jugar es el plato principal, pero el entorno está sazonado con un ingrediente único y exótico.

PRISIÓN ESTATAL DE NEVADA: UN CASINO EN LA PRISIÓN

Era obligatorio que Nevada fuera el primer destino de nuestro recorrido por los casinos más extraños.

De 1932 a 1967, la prisión estatal de Nevada acogió un casino.

Operado por los propios internos, que ejercían de crupieres, esta sala de juego existió durante 35 años en un lugar donde precisamente el juego debería estar prohibido. Algo que supone una contradicción, pero una contradicción tremendamente interesante desde un punto de vista histórico.

Sin embargo, nunca fue un casino real porque nunca tuvo licencia oficial. De forma menos formal, se puede afirmar que las autoridades toleraron el casino aunque no le dieran reconocimiento legal.

La seguridad de las salas la gestionaban los reclusos de forma interna; eran inflexibles con los que intentaban hacer trampas y no hacían excepciones frente a los guardias y por miedo a los que perdían o ganaban demasiado.

Los juegos disponibles incluían algunos de los grandes clásicos, como el blackjack, los dados y el poker, pero también apuestas a eventos deportivos.

El aspecto más interesante es que un porcentaje de los ingresos se ingresó en un fondo dedicado a proporcionar apoyo a los presos.

El casino de la prisión estatal de Nevada fue clausurado en 1967 tras un cambio en las leyes de juego. Lamentablemente, el edificio que albergaba el casino (Sandstone) también fue demolido.

X-TRAIN: UN CASINO SOBRE RAÍLES

Los entusiastas de los trenes de todo el mundo pueden reunirse y traerse a los amigos a los que les guste el juego a este viaje extraordinario en un casino.

Abierto desde 2011, el casino X-Train combina la emoción de las mesas de juego con el suave traqueteo de un viaje en tren.

Este tren de lujo te lleva de Los Ángeles a Las Vegas en unas 5 horas; funciona 5 días a la semana en la Union Pacific Railroad.

Es capaz de transportar a casi 500 personas en un total de 14 vagones, y ofrece amplitud, lujo, megapantallas para eventos deportivos y juegos de mesa tradicionales.

El precio es alto; hablamos de 500 $ por pasaje en comparación con la mucho más modesta cifra de 100 $ que cuesta el viaje en tren «normal». Sin embargo, el precio incluye bebidas y servicio de catering.

Aunque pronto habrá competencia en este mercado. Virgin lleva un tiempo trabajando en un proyecto que haría la competencia a X-Train, y ha anunciado su lanzamiento en 2023. Sin embargo, el tren tendrá un concepto diferente; llevará a sus pasajeros desde Victorville, California, a Las Vegas en solo 90 minutos.

COOBER PEDY DESERT CAVE: UN CASINO SUBTERRÁNEO

Si los casinos en América pueden tener éxito en el desierto, está claro que los australianos pueden responder a su manera.

Se encuentra a unos 800 kilómetros al sur de Adelaida y sus salas subterráneas quitan el aliento a primera vista.

La ciudad se llama Coober Pedy y tiene una larga tradición de excavaciones y minería.

El hotel fue idea de un australiano de origen italiano llamado Umberto Coro; su deseo era dar a los visitantes la fascinante experiencia de alojarse dentro de la roca, e incluso bajo tierra.

Su trabajo fue completado por su hijo en 1988 a pesar de las difíciles condiciones climatológicas del desierto, pero inmediatamente dio fruto, ganando dos premios nacionales para el desarrollo del turismo en 1989, además de otros premios durante los años siguientes.

Desde luego, el casino subterráneo que alberga este hotel no es tan deslumbrante como los gigantes estadounidenses o tan elegante como los antiguos casinos europeos.

Pero ofrece la experiencia de adentrarse en una sala subterránea tallada en la roca, con un bar y máquinas de juego.

Tal vez no sea la meca de todos los jugadores, pero la experiencia es realmente única e inmersiva en el sentido más literal de la palabra.

EL CASINO MÁS PEQUEÑO DEL MUNDO EN UN TAXI

Si lo piensas, tiene sentido. Por eso el casino más pequeño del mundo se ha montado en el interior de un taxi.

Con sede en Birmingham, Reino Unido, este «taxi casino» ha sido equipado por Grosvenor Casino y ha recorrido las principales ciudades del país.

Está claro que la variedad de juegos no es su punto fuerte. Durante el trayecto solo se puede jugar al blackjack, con un crupier; por supuesto, hay servicio de bar (¡es un casino al fin y al cabo!).

Se inauguró en 2016 con el objetivo de promover y anunciar la casa de juego, pero ofrece de verdad un servicio de taxi.

Puedes elegir entre que te lleve al casino gratis o hacer un recorrido por toda la ciudad haciendo una donación a la organización benéfica Carers Trust.

UN CASINO EN EL AGUA

Puede que no resulte obvio, pero el casino de Venecia está construido sobre el agua, así como, por supuesto, el resto de la ciudad.

A pesar de la majestuosidad y antigüedad del edificio, es una obra maestra de la ingeniería y el urbanismo del siglo XVII.

Toda la estructura descansa sobre cimientos hechos de vigas de madera clavados a gran profundidad en el cieno pantanoso sobre el que se levanta.

Aunque podría parecer una solución temporal, los cimientos de los edificios de Venecia llevan siglos aguantando este sistema, y su casino, el más antiguo del mundo, no es una excepción.

No solo sorprende la ingeniería; las luces reflejadas en la laguna a la entrada son mágicas, como también lo es la calma y la belleza del Gran Canal por la noche, que solo se ve acompañada por el discreto alboroto de los elegantes clientes que van y vienen.