Home / News / Historias sobre la PCA que no aparecen en los anuncios (parte I)

En esta época del año, un representante de PokerStars suele preguntarme por alguno de mis recuerdos sobre anteriores ediciones de la PokerStars Caribbean Adventure. Por supuesto, lo que realmente quiere es que le cuente algo interesante para poner en el folleto explicativo, o en las paredes del Atlantis; el tipo de detalle que puede interesar a los jugadores que van a la PCA por primera vez.

Cada PCA parece una nueva entrega de la saga de Harry Potter. Puedo ver todas esas caras frescas, que acaban de ganar su paquete en PokerStars, y siempre me buscan para que les explique de qué va todo aquello.

A pesar de mi avanzada edad y cada vez más errática memoria, todavía conservo un buen montón de recuerdos sobre las previas ediciones de la PCA. Normalmente, solo los buenos aparecen en la publicidad; los otros los puedo compartir aquí, en el blog.

Mi primera PCA: a toda máquina

Mi primer recuerdo de la PCA se remonta a su primera edición, allá por 2004, celebrada en un crucero. Solía asistir a las WSOP, al Commerce, donde de vez en cuando jugaba algún torneo, pero sobre todo me centraba en las mesas de cash. Hasta ese viaje, nunca me había desplazado a ningún sitio con la única intención de jugar un torneo.

El año anterior, Jack Binion había comprado un casino en Mississippi, y le preguntó a su mejor amigo, Doyle Brunson, si podría intentar llevar a los jugadores de las «grandes ligas» durante su nuevo torneo de poker, para generar más interés en su casino. Aceptamos, pero, antes de llegar, unos cuantos decidimos apuntarnos a este otro gran torneo que se celebraba unos días antes: la primera PCA.

Hice las reservas para viajar en el crucero y jugar la PCA. Recuerdo que tanto Phil Ivey como yo caímos eliminados durante el primer día. Phil acordó conmigo que conseguiría que nos bajásemos del barco, ya que se marea con facilidad. Fui a ver al capitán y le dije que mi amigo estaba enfermo y que necesitábamos abandonar el barco en Haiti, el puerto que se encontraba más cerca.

El capitán procedió a informarme de que Haití estaba en plena guerra civil; no había forma de que pudiésemos desembarcar, a no ser que fuese cuestión de vida o muerte.

Le comuniqué todo esto a Phil. Su respuesta fue: «Prefiero esquivar balas que permanecer en este barco». Volví para intentar convencer al capitán, pero se mantuvo firme y tuvimos que esperar un día más antes de poder dejar el barco. Estábamos en Jamaica.

De ahí volamos a Tunica. El objetivo principal era jugar partidas de cash con otros profesionales, pero también quería anotarme en un torneo: el evento de 10.000 $ del WPT. Recuerdo que mientras jugaba, nos llegaban noticias de que Gus Hansen, que se había quedado en el barco, había vuelto a llegar lejos.

Gus era un jugado recién aterrizado a las grandes ligas por aquel entonces, alguien del tipo «no estoy listo para el horario de máxima audiencia» (o eso pensábamos). Todos queríamos que ganase aquel torneo, y, milagrosamente, lo hizo; su tercer WPT en solo dos años. No nos podíamos imaginar que la historia confirmaría a Gus como uno de los mejores jugadores de torneos de todos los tiempos, sobre todo si tenemos en cuenta los pocos que suele jugar y la cantidad de éxitos que cosecha.

Mientras tanto, mi torneo seguía su curso en Tunica. Lo gané, no sé cómo, y me anoté mi primer gran evento. En resumen: el inicio de mis aventuras en la PCA no fue necesariamente bueno, al haber tenido que abandonar pronto, pero sí recuerdo con agrado el triunfo de Gus y mi victoria, poco después, en Tunica.

Al año siguiente, la PCA y el Atlantis se conocieron por primera vez. Pero esa ya es otra historia…

(Continuará)

Artículo original de Barry Greenstein

Artículos relacionados

Últimos artículos